Es común que en la salas de redacción se presenten temas sensibles que pueden estar sujetos a la autorregulación, por el impacto que puedan tener en las audiencias o en la sociedad mismas.
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La Autorregulación propone que es necesario reflexionar y evaluar la pertinencia de publicar un contenido o una noticia.
La inmediatez y el afán de la primicia informativa, no pueden superar la responsabilidad que tienen los medios frente a sus audiencias.
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Algunos casos en los que se puede aplicar la autorregulación son los siguientes:
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Publicación de imágenes o videos de niñas, niños y adolescentes. ​​
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Cubrimiento de los suicidios.
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Publicación de los resultados de las encuestas electorales.​
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Protección a los periodistas: tener un protocolo interno que busque garantizar la seguridad de los comunicadores en el ejercicio de su profesión, sobre todo en zonas de alto riesgo. En épocas de conflicto, tomar medidas tendientes a proteger su integridad, por ejemplo, no incluir el nombre del periodista que escribe un artículo.
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Protección de la vulnerabilidad de las víctimas del conflicto, no propiciar el protagonismo excesivo de los delincuentes y evitar que los medios se conviertan (involuntariamente) en voceros de grupos con intereses negativos​
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Tratamiento de terminología discriminatoria, por ejemplo, hablar de “crimen pasional” cuando se trata de feminicidios.​
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Publicidad: diferenciarla de los contenidos noticiosos, no presentar contenidos patrocinados sin identificarlos claramente, de tal manera que para la audiencia sea transparente.​
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Publicación de contenidos que inciten violencia.​
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Evitar publicar imágenes o videos con primeros planos de cadáveres, sangre o imágenes de alto contenido sexual.